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Los 12 pasos para el rescate del último bombardero B-17

Bild: studioalef / Shutterstock.com

El magnate David Tallichet fue también apodado como “el padre” por haber tenido mucho éxito dentro de la industria alimentaria. Además de poseer diferentes negocios, pudo redefinir la gastronomía abriendo restaurantes temáticos en el estado de California, Estados Unidos, e inspirados en la Polinesia. Sin embargo, este ansioso empresario se volvió muy famoso en algo que nada tiene que ver con sus negocios.

David Tallichet coleccionaba aviones clásicos militares. En su afán de encontrar algo fuera de serie, logró hacer un descubrimiento en una región muy remota del planeta. Este hallazgo sería tan importante que tendría una gran valor para la historia.

1. Conociendo a David Tallichet

Previamente a realizar fortunas con el negocio gastronómico, Tallichet formaba parte del ejército. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo destinado en Europa donde voló como copiloto de un Boeing B-17 varias veces. Al terminar el servicio militar y después de abrir los restaurantes modernos, se dio cuenta de que su pasión seguían siendo los aviones: empezó a coleccionar y a hacer réplicas de aviones militares.

Algunas de sus réplicas fueron proporcionadas por su empresa a la industria cinematográfica como ser la película Pearl Harbor. Pero Tallichet no quería simplemente coleccionar aviones. Él se proponía encontrar alguna máquina que nadie buscara pero que existiera en algún lado.

2. La pasión de un magnate


David Tallichet se había propuesto descubrir los secretos perdidos en la historia. Como buen aventurero, se había planteado no sólo restaurar viejos aviones, ni tampoco revivir copias. Esto no era el final de su objetivo. Él quería también disfrutar y sentir con ejemplares reales. Esta era su verdadera pasión.

Por esta razón, este hombre ambicioso creó un equipo que tenía como objetivo viajar hasta los lugares más distantes y olvidados del mundo: el destino era Papúa Nueva Guinea. Allí tenía como objetivo descubrir aviones que ya nadie buscaba pero que seguían existiendo. Quería dilucidar los secretos relegados en la historia.

3. El objetivo de la misión

Tallichet sabía que su propósito no iba a ser sencillo. Su viaje no iba a ser cómodo pero él sabía que la gloria no era fácil y que había que luchar por ella. La idea era cruzar un pantano en Papúa Nueva Guinea. Este país es uno de los más subdesarrollados del mundo.

El equipo atravesó la selva y el área pantanosa, convirtiendo el viaje en un agotador desplazamiento. Si bien el grupo tenía años de experiencia y había sido entrenado especialmente para la supervivencia en estas superficies, el equipo no tenía la certeza de lo que le iba a esperar al final de trayecto.

4. Un poco de historia

Para entender el objetivo de Tallichet, trasladémonos al año 1942 cuando la Segunda Guerra Mundial estaba en pleno auge. Dos capitanes del Ejército Aéreo de los Estados Unidos fueron enviados a embarcar en una misión secreta y mortal. Los soldados Henry Maynard y Fred Eaton fueron los elegidos. Ambos pilotos partían desde Australia y percibían un gran peligro por parte de las fuerzas contrarias.

Al momento de enfrentarse a los enemigos en Nueva Bretaña, los pilotos recibieron algunas bajas y quedaron con muy escasas e inciertas opciones. Desde un principio, nadie imaginó que la misión no podría llevarse a cabo y que terminaría en un final trágico.

5. Sobreviviendo en el pantano

Los pilotos fueron interceptados y cayeron sin ninguna alternativa en el medio de la selva de la isla en el Pacífico. El grupo conformado por 9 personas tenía a partir de ese momento una nueva meta a seguir: encontrar una forma de salir vivos del pantano en Papúa Nueva Guinea.

Sin conocer el lugar y contra todas las adversidades, los soldados comenzaron su viaje con destino a su salvación. El avión B-17E lo dejaron atrás. La odisea les llevó 6 semanas, tiempo que les exigió a los hombres dar todo lo máximo de sí mismos. La travesía les ponía a prueba tanto su cabeza como su condición física. Finalmente lograron salir airosos de esa desgracia.

6. El equipaje olvidado

Durante la guerra, los pilotos continuaron con la ofensiva y dejaron de lado al avión. Este bombardero se encontraba olvidado y casi destruido en el medio de la jungla, mientras la naturaleza se preparaba a ocuparse de él. La región donde se encontraba la aeronave se hacía cada vez más inaccesible y llegar hasta ella era muy engorroso, incluso para los propios soldados.

Fue justamente esta historia intrigante y aventurera que captó la atención del adinerado Tallichet e hizo que este se propusiera encontrar este Boeing con un grupo de especialistas. El magnate estaba convencido de llegar hasta el avión abandonado hacía ya años.

7. El entusiasmo y la destreza de Tallichet

David Tallichet era un apasionado por la aventura. Pero la pasión no es lo único que se necesita para llegar a los objetivos. Existe otra virtud que se tiene que poseer y que va de la mano junto con la pasión: la habilidad. Sin esta destreza, la búsqueda de objetivos va destinado al fracaso.

Tallichet poseía ambas cualidades en abundancia. A pesar de saber que el viaje no sería nada fácil y que hasta ese momento no había experimentado nada igual, el hombre estaba muy seguro que con su grupo de especialistas llegaría hasta el avión que tanto quería encontrar.

8. Esperando el rescate

Tallichet estaba convencido de conseguir su objetivo y lograr llegar hasta el bombardero B-17E. Él y su equipo poseían el lugar exacto de la aeronave y esto le bastaba para ponerse este fin en la cabeza y no sacárselo hasta encontrarlo.

A pesar de que todo el mundo había dado por olvidado el avión, Tallichet sabía que se encontraba en un pantano de Papúa Nueva Guinea esperando a ser rescatado por alguien que se atreviese a pasar todos los obstáculos que implica llegar hasta allí. Valentía y coraje era lo que este magnate tenía de sobra y estaba dispuesto a demostrarlo.

9. Leyenda de guerra

El “cadáver” del avión estaba desde hacía años esperando ser rescatado por alguien lo suficientemente audaz. Esta idea no dejaba en paz a Tallichet. El bombardero no había sufrido mucho daño y estaba intacto en su gran totalidad. Por esta razón esta aeronave era considerada la única B-17E
de la Segunda Guerra Mundial
en no haber sido retirada. Esto fue lo que el magnate ayudó a cambiar.

Una vez que el equipo de David Tallichet arribó a la selva y se dispusieron a buscar el Boeing, realizaron un hallazgo que cambiaría sus vidas. El avión se encontraba frente a sus ojos.

10. Desmontando el avión

Si bien Tallichet junto a su grupo habían llegado a su objetivo habiendo pasado por todo tipo de obstáculos hasta llegar al avión, quedaba también la gran dificultad de desmontar el Boeing y trasladarlo de forma segura. La idea era bastante simple, sin embargo, en la práctica, no fue tan fácil de realizar.

Durante el primer viaje realizado al avión, este no pudo ser movido. Por esta razón, los hombres permanecieron durante el período de 8 meses en el pantano. Debido al gran trabajo que implicaba desarmar todo el esqueleto, el equipo tuvo que volver una segunda vez a terminar el trabajo.

11. El recate del B-17E

El magnate no quería perder más tiempo y coordinó todo para volver al avión lo antes posible y seguir con su objetivo. La idea era desmontar el avión con sumo cuidado y transportar sus partes por medio de un helicóptero hacia un barco. Pero todo esto no fue tan fácil.

En uno de los transportes de las partes, el avión perdió de repente un ala. Esta no estaba debidamente atada en las cuatro puntas. Esta maniobra casi estropea todo la finalidad de la misión que se había planeado muy minuciosamente. Pero Tallichet era un hombre que no se daba por vencido tan rápidamente.

12. Descansando en paz

Después de haber logrado rescatar a la aeronave de su escondite en Papúa Nueva Guinea por años y de haberla transportado sana y salva a destino, el bombardero Boeing B-17E llegó a su destino. Actualmente descansa en paz. Se lo puede apreciar en el Museo de Aviación del Pacífico en Hawaii, Estados Unidos y goza de ser admirado a diario por miles turistas.

David Tallichet falleció en el año 2007 en California, Estados Unidos, habiéndole dejado al mundo uno de sus mejores regalos. Su arduo trabajo ayudó a plasmar en la historia un logro que se mantendrá vivo durante las próximas décadas.