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Nadie imaginó el gran secreto que guardaba el conserje de una Academia en EE.UU.

Bild: photo.ua / Shutterstock.com

El cargo de conserje nunca llama mucho la atención. Pero la siguiente historia te mostrará algo muy diferente. Se trata de un hombre llamado William Crawford, nacido en Pueblo, Colorado, en 1918. Era un hombre reservado, modesto y que no llamaba la atención. A pesar de que todos los días pasaban miles de cadetes de la Fuerza Aérea por los pasillos, nadie se percató de su grandeza.

William barría pasillos y limpiaba baños en los años 70. Pero es su historia y pasado de hace 30 años atrás lo que lo hace una persona muy especial. Su gran secreto sería recién descubierto en su vejez.

1. Viviendo de incógnito

Bild: photo.ua / Shutterstock.com

William Crawford sentía Colorado como su hogar. Si bien pudo viajar toda su vida y recorrer varios países, el lugar donde se sentía más a gusto era allí. Por esta razón se consiguió un trabajo tranquilo en la Fuerza Aérea de EE.UU. en Colorado Springs. Allí tomó el puesto de conserje. No muchos estarían contentos con un trabajo así, pero Crawford estaba agradecido de encontrar paz después de haber pasado una vida con muchos riesgos.

De alguna manera era gratificante que nadie supiera de su pasado. Disfrutaba de su anonimato y procuraba mantenerlo así de secreto. Pero todo esto iba a cambiar dentro de poco.

2. Solamente señor Crawford

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Tantas eran sus ganas de permanecer en el anonimato que procuraba siempre pasar desapercibido. Nunca quiso hablar de su vida ni tampoco quería mencionar su nombre completo. Todos le decían señor Crawford.

La persona que descubrió su identidad fue en aquel entonces el cadete y hoy Coronel Moschgat. Su descripción de Crawford era que muy de vez en cuando hablaba con algún cadete a no ser que le hablaran a él primeramente. Era extremadamente tímido y se escabullía mucho en su trabajo. Los cadetes estaban en la Academia todo el día ocupados desde muy tempranas horas de la mañana hasta la noche.

3. El cadete que descubrió el anonimato

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Crawford aprovechaba todo el ajetreo de los cadetes para pasar desapercibido. Él era tan sólo un conserje. Por esta razón, nadie le había prestado atención a no ser cuando se le saludaba ocasionalmente. Era seguramente también porque hacía su trabajo impecablemente limpio y nadie podía decir nada sobre él.

Crawford hacía su trabajo tan perfecto que nadie nunca tuvo que llamarle la atención por algo. Todo quedaba tan impecable, que su trabajo no era necesario de destacarlo. Y al estar todo tan limpio, la limpieza no era nunca tema. Pero Crawford nunca imaginó que un cadete iba a descubrir su tan guardado secreto.

4. Libro de historia

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Crawford parecía ser muchas veces un hombre bastante contradictorio. Su personalidad era temerosa e insegura. Con el paso del tiempo, el hombre se empezó a sentir mejor y comenzó a desprenderse de su caparazón. Era en ese momento donde se notaba que era una persona honorable, valiente y peculiar.

Al entonces cadete Moschgat le gustaba leer muchos libros de historia. Justo estaba con uno sobre la Segunda Guerra Mundial cuando se encontró con una increíble historia. En ella aparecía el nombre Crawford con letras mayúsculas. Trataba del avance de los Aliados en suelo italiano y también de la historia de William Crawford.

5. «Pasó hace mucho tiempo»

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El ex soldado William Crawford era parte de la historia en ese libro. Moschgat se acercó al conserje y le preguntó concisamente si el de la historia era él mismo. Al principio, William no supo cómo reaccionar. Confuso con esa pregunta, se mostró un poco nervioso al principio como pretendiendo no ser descubierto y tener así que exponer algo que tenía muy bien guardado.

Estaba en duda si confirmar o negar lo que el cadete le estaba preguntando. Sin embargo, tuvo que mirar la foto que estaba en el libro que le mostraba Moschgat. Y exclamó desinteresadamente: “Eso ya pasó hace mucho tiempo”.

6. Conociendo la increíble historia

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Los cadetes intentaron presionar a Crawford para que diera más información. Estaban curiosos de saber exactamente lo que había ocurrido. Querían oír del mismo Crawford, si el libro se había salteado algún detalle que fuera necesario conocer y que no hubiera contado en su totalidad, como sucede en la mayoría de las narraciones.

Crawford cedió a la presión y decidió contar su historia. Fue así como los cadetes empezaron a verlo desde otro lado. Ya no solamente veían la tranquilidad de un conserje, sino que también podían darse cuenta de lo increíble que era ese hombre que veían todos los días y “solamente” era un conserje.

7. Visualizando al enemigo

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William Crawford se adhirió al grupo del Ejército estadounidense en 1942. Un año después, en septiembre, los Aliados atravesaban el sur de Italia contra un ejército alemán fuerte. Crawford fue llevado a revivir el nefasto día en Italia. Solamente él podía contar la historia como una persona que lo hubiera vivido.

En septiembre de 1942, todo el ejército estadounidense atacaba a los enemigos en una colina cuando fueron inmovilizados por un intenso ataque de ametralladoras y demás armas. Crawford era soldado y explorador de su escuadrón. Estuvo al frente del asalto y visualizó la primera posición de los cañones ocasionando siniestros.

8. Audacia heroica

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Crawford tuvo un cargo primordial frente a las fuerzas alemanas. Fue el encargado de visualizar la primera posición del enemigo que ocasionó pérdidas en sus filas. El tiempo para actuar era muy escueto y por esta razón no podía aguardar una orden para hacer algo. Bajo fuego, se arrastró por sí solo en dirección al enemigo para eliminar el peligro. Llegó hasta unos metros delante del enemigo y arrojó una granada sobre las filas enemigas.

Pero después de este valiente acto, no tuvieron respiro ya que su escuadrón estaba siendo nuevamente atacado por ametralladoras que estaban atrincheradas en un lugar más alto.

9. Batalla en la Colina 424

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Una vez más era la hora de Crawford. Decidieron ir hasta la cima a pesar del peligro que esto implicaba. Estaba dispuesto a destruir al enemigo como sea. Otra vez se arrastró con tanta destreza, que pudo evadir la lluvia de balas y llegar hasta las ametralladoras. Como en la primera vez, lanzó otras granadas en dirección a las fuerzas contrarias.

A continuación desarmó las pistolas del ejército enemigo. Los alemanes huyeron enseguida evitando confrontar al hombre que se había puesto en peligro para salvar a los Aliados. La Colina 424 fue superada exitosamente gracias a la valentía de William Crawford. Los Aliados pudieron entonces continuar su camino.

10. Reconocimiento póstumo

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La audacia puede ser un gran atributo pero a su vez también un gran peligro. Crawford había estado en las batallas en primera línea frente a los enemigos. Esto lo llevó incluso a ser capturado por las fuerzas contrarias durante la batalla. Las posibilidades de sobrevivir bajo el enemigo eran bajas. Su escuadrón creía que Crawford ya había muerto y así se le comunicó al padre de él.

Durante su cautiverio, no se enviaron señales de vida. Tampoco se sabía si seguía vivo o si en algún momento sería liberado. Durante su privación de libertad, Crawford fue conmemorado por sus operaciones valientes recibiendo un honor militar póstumo con la Medalla de Honor.

11. El puesto de conserje

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En EE.UU. se otorgan los premios a soldados caídos a algún familiar. La Medalla de Honor es uno de estos premios. El padre de Crawford recibió esta medalla en el año 1944. Fue justamente casi un año más tarde que soldados de las Fuerzas Aliadas fueron rescatados de las fuerzas alemanas. ¡Y William Crawford era uno de los liberados!

Pasada la Segunda Guerra Mundial, Crawford siguió en el ejército retirándose en 1967 teniendo la jerarquía de Sargento Mayor. Después de su heroica pero a su vez humilde carrera, aceptó sin pretensiones un puesto como conserje en la Academia en Colorado Springs.

12. Carrera humilde pero ejemplar

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William Crawford estuvo 20 años en servicio luciendo apenas su medalla. Después de una carrera tan especial y notable, muchos de sus camaradas se hubieran sentido degradados con un trabajo como conserje. Pero esto no era el caso de Crawford.

Moschgat había conocido a un hombre totalmente diferente, pulidor de pisos y limpiador de baños y de todo tipo de desorden hecha por los universitarios pero siempre de forma sigilosa y sin llamar la atención. Los salarios como conserje varían entre $ 24k- $ 33k. Crawford se merecía en realidad más que ese salario – se merecía ser celebrado por su desempeño en la guerra y su coraje tanto con el mismo como con sus compañeros.

13. Procurando sobrevivir

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Muchos cadetes pensaban que Crawford no era reconocido por todo su desempeño logrado. Los beneficios que obtenía actualmente como conserje no cubrían siempre las necesidades existentes de una persona. Si bien Crawford nunca se mostró molesto con su trabajo, pero tenía que intentar sobrevivir todos los meses. Sobre todo teniendo en cuenta que era un veterano de guerra y de edad avanzada.

Para Crawford fue difícil entender que después de servirle a su país, este no le estaba ofreciendo lo mismo a él. Y así se encuentran varios veteranos en este momento. Sienten que no son apreciados como deberían serlo.

14. La sorpresa para Crawford

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Lo que Crawford no se imaginaba, es que algo cambiaría en su vida sin haberlo querido ni pensado. Crawford había trabajado en la Academia y también como director del Museo Lucretia Vaille situado en Palmer Lake. Trabajando en el museo, había mencionado en algún momento que nunca le había sido entregada la medalla por el Presidente. Esto se realiza para entregar el honor militar más importante.

Era el año 1984 y el conserje Crawford fue convidado a participar de una ceremonia de graduaciones. ¡Lo más interesante era que él no tenía idea de lo que se había planeado en ese momento para él!

15. Ceremonia con el Presidente

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En la ceremonia participaba también el entonces presidente Reagan. Los cadetes, oficiales y el Presidente fueron testigos de la entrega de la Medalla de Honor. En esa ocasión, el Presidente dio un discurso sobre instrucciones de liderazgo, las cuales también podrían haber sido dadas por William Crawford.

Los cadetes ya observaban a su conserje con “nuevos ojos”. El respeto ya era otro. Y lograron convencerlo al tímido Crawford de que les narrara sus aventuras y experiencias. Si bien Reagan había exclamado que todos los individuos merecen su respeto, Moschgat aseguró que Crawford era tratado con menos respeto por haberle “colgado” el letrero de conserje.

16. Siendo parte del equipo

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Durante el discurso del presidente Reagan fueron citadas algunas instrucciones que los cadetes ya habían aprendido y vivido con su conserje. Una de estas lecciones fue la de prestar atención a las “etiquetas”. Cuando uno coloca etiquetas a las personas, se dejan pocas posibilidades de aprender de esa persona.

Moschgat comenta que Crawford fue injustamente tratado por mucho tiempo como un “simple conserje” y recibía menos respeto que los demás. Pero en realidad, Crawford era mucho más que un conserje. No solamente merecía más reconocimiento por recibir la Medalla de Honor, sino que también era parte del equipo y trabajaba con ellos.

17. Cortesía y conocimiento

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El presidente Reagan también destacó que la cortesía era primordial. Para Moschgat era fundamental ser cortés con los compañeros sea cual sea la posición que tengan, ya que esto significa tener un respeto básico de compañerismo.

Reagan también hizo hincapié en que hay que conocer a la gente del equipo y tomarse el tiempo para esto. Moschgat enfatizó que durante mucho tiempo estuvo un héroe entre ellos y nadie lo supo. La Academia había albergado durante años una figura emblemática y nadie se había dado cuenta de esto. La pregunta era ¿quiénes eran los otros héroes que caminaban entre ellos?

18. No menospreciar a nadie

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Otra mención de Reagan fue que cualquier persona puede ser un héroe. William Crawford no era exactamente lo que se podría definir como un “típico” héroe estándar. Su forma de ser siempre fue muy discreta y lo seguía siendo a pesar de poseer su Medalla de Honor.

Moschgat hizo otro comentario. Nadie debe menospreciar a su gente. Toda persona puede ser en un futuro un héroe y salvar a alguien cuando alguna situación especial lo amerite y el deber llame. En situaciones extremas no hay que ignorar al resto del grupo. En ese momento, todas las miradas se podaron en Crawford.

19. Ser humilde y no buscar gloria

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El presidente afirmó también que todos los héroes deben ser humildes, ya que los líderes de hoy son todo menos mansos. La admiración es lo que se espera cuando una persona se destaca, pero Crawford era todo lo contrario a eso. Estaba muy ocupado en su trabajo y eso le privaba de celebrar sus virtudes heroicas.

Otra de las aclaraciones del presidente fue que la vida no es siempre justa y que uno no recibe siempre lo que se merece – la gloria no debe ser buscada. Maschgot acotó aquí que Crawford nunca buscó la gloria y se dedicó a hacer su trabajo barriendo pisos.

20. ¿Trabajo no digno para un héroe?

A continuación, el presidente mencionó que ninguna tarea está situada debajo de un héroe, sino que había que llegar a la excelencia. Moschgat comentó que Crawford no buscó la gloria y que se dedicó a barrer pisos para sobrevivir.

Si William Crawford, teniendo una Medalla de Honor, podía limpiar pisos y sonreír, ¿existía algún trabajo no digno? A partir de ese momento, las cosas cambiaron completamente en la Academia. Todos los cadetes correrían la voz de que tenían a un héroe entre sus compañeros, y este no era ni más ni menos que el conserje de la Academia. ¡William Crawford había recibido la Medalla de Honor!

21. Un ejemplo de héroe entre ellos

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Los cadetes que alguna vez pasaron por al lado de Crawford y no lo registraban o saludaban, sabían que todo había cambiado. Aquellos que dejaron en algún momento algo en el piso para que Crawford lo limpiara, también lo sabían. Un héroe estaba entre ellos y todos le debían respeto y admiración. A partir de ese momento, todos empezaron a limpiarse sus cosas.

Los cadetes se dedicaron a cambiar toda la Academia. De un día para otro, Crawford pasó de ser un simple conserje a ser un compañero más del equipo. William Crawford era el ejemplo más válido de humildad y heroísmo.

22. Despedida de un ejemplo de soldado

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Moschgat comentó que Crawford también había cambiado. Tantas palabras de agradecimiento y cortesías lo hacían sentirse agobiado. Pero se notaba que Crawford se sentía con más confianza. Su posición corporal había cambiado. Sus hombros ya no estaban tan erguidos y recibía los saludos directamente. Su sonrisa comenzó a verse más seguido y aunque nadie haya dicho nada oficial, los cadetes se habían convertido en los cadetes de William Crawford.

William Crawford falleció a principios del 2000 y tenía 81 años. Ese día, todas las banderas se pusieron a media asta en homenaje al héroe de Colorado y por orden del Gobernador.

23. Héroe de EE.UU.

Antes de su fallecimiento, Crawford fue sincero y comentó como este incidente había cambiado su vida por completo. Pero sus humildes palabras fueron muy pocas. Crawford se alegraba de haber hecho su parte y entendía que había sido su deber. También argumentó que había estado en el lugar adecuado en el momento justo.

Moschgat agregó además que Crawford había pasado todos los peligros para convertirse finalmente en un conserje y seguir así junto al ejército. Siempre fue una persona que puso todo por delante de sí mismo. ¡Era el mejor y más viviente ejemplo para todos los soldados! Era un héroe de EE.UU.